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El Credo Niceno-Constantinopolitano

"Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén."

“El perdón es una decisión,
no un sentimiento,
porque cuando perdonamos
no sentimos más la ofensa,
no sentimos más rencor.
Perdona,
que perdonando
tendrás en paz tu alma
y la tendrá el que te ofendió”.
(Madre Teresa de Calcuta)

“Bienaventurados
los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán
misericordia”.

(Mt 5, 7)

Confía. Vuelve. Invoca a la Señora y serás fiel”
San Josemaría Escrivá. Camino 514
Lo invisible de Dios,
su eterno poder y su divinidad,
se ha hecho visible
desde la creación del mundo,
por medio de las cosas creadas.
Rm 1, 20

Bienaventurados
los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Mt. 5, 8
El verdadero bien se halla únicamente en la tranquilidad de la conciencia. (Séneca)
La tristeza nos hace doblar el cuello y no nos permite mirar el cielo. (San Felipe Neri)
Tus acciones son como una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota. (Beata Teresa de Calcuta)
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Mt 5,9
El amor a Dios hace nacer el amor al prójimo; el amor al prójimo nutre el amor a Dios. (San Gregorio Magno)
Cantemos una nueva canción pero no con nuestros labios sino con nuestras vidas. (San Agustín)
También hace mártires la verdadera paciencia en las adversidades. (Santa Teresa de Jesús)
Saludemos cada nuevo día con alegría y esperanza, porque nos llega como un presente de Dios. (San Francisco de Sales)
La Alegría no está en las cosas sino en lo más profundo de nuestra alma. (Santa Teresita de Lisieux)
Si no puedes hacer todo lo que quieres, no es razón para que no quieras hacer todo lo que puedes. (San Agustín)
No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario saber que mis hermanos lo aman también. (San Vicente de Paúl)
Busca la puerta de tu corazón, descubrirás que es la puerta que lleva a Dios. (San Juan Crisóstomo)
Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra predicación y nuestra fe (1Cor 15,14)
Si existe armonía en el hogar, habrá orden en el país; si existe orden el país, habrá paz en el mundo. (Confucio)
Hay felicidad cuando se trasciende el propio yo para servir a los demás. (Beata Teresa de Calcuta)
Cuando te sientas triste piensa que vale la pena vivir, porque la vida es Dios y Él quiere verte feliz. (Sousa)
No pongas la confianza en tus riquezas, ni digas: "Con esto me basta".
Eclesiástico 5, 1
Más vale buena fama que buen perfume, y el día de la muerte que el del nacimiento.
Eclesiastés 7, 1
Nos convertimos en lo que somos por las decisiones que tomamos. (Aristóteles)
La Vida es bella, la vida es para vivirla, la vida tiene sentido. Tú eres la vida. ¡Vive! (Ivanov)